En el tráfico, el más fuerte de la semana hasta hoy. Más de cuarenta y cinco minutos manejando. El reloj marcando cada minuto de retraso para la hora de llegada. Yo callada para no agregar más angustia a la angustia ya presente. Escucho a Simón decir, con serenidad:
—No vamos a llegar, mamá. Enfréntalo.
de «Historias mínimas de un niño despierto»
4 comentarios:
Qué buenos, pero qué buenos estos relatos mínimos. Son mínimos pero absolutos.
Gracias, José... son conversaciones que ocurren a diario con mi hijo. Tengo guardadas algunas desde que empezó a hablar pero me di cuenta que mi memoria no podría contenerlas todas. Así que estoy tratando de salvar lo que ocurre durante el día. A veces son breves instantes, otras veces son momentos más prolongados. Creo que será hermoso para él en el futuro, ver su infancia a través de las palabras que dijo y las cosas que preguntó. Un abrazo.
disfruto tus recuerdos, alguna vez mi Ricardo,cuando me escuchó quejarme de algo que había provocado, me dijo:
Por eso hay que pensar para no estarse arrepintiendo.
¿podrás creer que tenía cuatro años?
Besos hermosa y dulce madre
Hermosas semblanzas de tu chamo. Bravo por ustedes dos! me encanta la franqueza de tu hijo, y tu delicada respuesta, cargada de entrega, de esa que sólo le puedes dar tú.
Seguiré leyendo.
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