Tiembla una luz en los hilos del polvo
Los grillos
aún despiertos
y una hilera pequeña de pájaros mudos
reposan teñidos por la tarde
Siempre es difícil vivir el crepúsculo
Todo adiós ensombrece las voces
y las casas
Y los patios parecen un paraíso desprendido
Una selva enmarañada y cenicienta
Sospecho un cielo altísimo
muy azul —para los azules de mi padre—
muy iluminado —para los soles de mi madre—
¿Qué nube henchida será tu jardín?
Desde el patio
la brisa tibia que empuja las hojas
llevará los olores de tu casa
y tú
enredada
serás feliz nuevamente
Llegará a tu cielo el aliento de los amores que te aman
las piedras renacerán tortugas
y las ramas secas
pintarán sorpresas verdes en tus sueños
Si pienso en tus ojos
para mirar en ellos
el reflejo de un punto que interrumpe la sombra
entonces
sé
que
el
cielo
existe
3 comentarios:
Que bello Laura, un poema esperanzador.
Me alegra encontrarte así querida amiga. Te dejo un abrazo siempre cariñoso
Laura, las imágenes son bellas, pero lo que "hace" para mi ese poema es ese ritmo quebrado, las aliteraciones y las elipsis tan inesperadas.
Bello querida amiga. Aristotélicamente bello.
Querida Lety, también un abrazo fuerte para ti desde acá. Muchas gracias.
José... quedé en silencio... esos versos nacieron por sí mismos. Un abrazo. Gracias, amigo.
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