desde este lado de la vida
advierto mayúsculo el asombro
mañana
después de la agonía de la tarde
de nuevo entraré en la casa donde fuimos
mi cuerpo se ablanda de temores
desde el más largo de mis cabellos despeinados
hasta las falanges de mis dedos contraídos
baja
por mi espalda
por cada una de mis vértebras
mi fe de niña pequeña
hueso por hueso
oración por oración
espero hallarte en las frutas de la casa
allí
donde el dulzor florece
.
.
.
.
.
.
1 comentario:
Somos tan indefensos a la pérdida, es como una agresión invisible, perfecta, eterna.
Byron decía que el recuerdo de una dicha pasada es triste, mientras que el recuerdo de un pesar sigue siendo pesaroso.
Publicar un comentario