agosto 27, 2009

nocturna

Llego a mis huesos
Al frágil silencio de la memoria que abandona la celda del pasado

En mi almohada todo queda en reposo
—hasta el dolor—
mis pecados cuelgan sin perdón animados por el ardor de la vigilia

Mi almohada llena de compasión
de sueños cargados de color y diálogo

Mi almohada matriarcal
Nido blando para los ojos abiertos
Galaxia donde es posible abandonarse sin arnés ni alfombras voladoras


Mi almohada esencial
colmada de pormenores imprescindibles 

última estación de los despiertos antes del viaje hacia la noche




1 comentario:

paola restrepo dijo...

así llego
nunca nocturna
mas si con mi almohada