desde el borde alto y brillante del armario
Trepé animada por la altura
y el deseo de dejarle a mis ojos
la imagen de lo prohibido
De niña temí que el universo me asfixiara con su silencio gigante
Pensé en la muerte
con inminente presencia
Froté mis ojos
para quitarme el tiempo enumerado
y descontarlo de la brevedad
De niña miraba las estrellas que papá mostraba
Su distancia vaciaba mi estómago de cordura
y no eran suficientes mis ojos
ni la imaginación
para entregarme a ese viaje plural de la noche
De niña soñé monstruos terribles
que fueron sólo la sombra de un árbol en el patio de mi casa
.....les permití quedarse para siempre
.....en mi inventario de detalles minúsculos
Lo infinito fue sólo vértigo y sudores
De mujer
no adivino el tiempo de las nubes
ni el momento de la lluvia
Mirar hacia arriba responde a todas mis adivinanzas
si la luz me contesta con su faz de cielo
Sólo sé que no hay muro más alto que mi montaña
(mi vida tallada en alguna de sus piedras)
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