marzo 01, 2010

Fotografía: Laura Morales Balza


Cuando tengo encima esta sensación de días contados, prefiero no voltear todas las veces que quisiera. Es una manera de protegerme del asalto que yo sola me provoco. No soy territorial, mi elemento es el agua y desconozco sus profundidades. Dejé de intentar llenar los espacios vacíos hace muchos años, así que me desplazo con la misma certeza de no-sitio en las casas que se encuentran solas o habitadas, y en las casas que aún habitadas están solas (los no-lugares están llenos de rincones luminosos). Cuando siento miedo, me pongo las medias que me regaló mi hermana. Han pasado muchos años desde mis pies de niña. Miro los espacios vacíos que no voy a llenar. Me despido callada y a veces logro llegar tambaleante hasta los brazos de mis amigos y mis amores, aunque temo asustarlos con mis ojos. Mis pasos me llevan por estrechos coherentes y no tanto. El polvo en mis zapatos deja cuenta de las cosas que no puedo detener. Algunos de mis sueños se rebelan, otros cumplen largas pasantías después de la música del trueno (no todas las noches son oscuras). Así una cosa, y otra, y otra... hasta alcanzar ese punto en que un recuerdo rosado se vuelve amarillo y entonces me estiro las medias para continuar. Un día a la vez. 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que bonitos pies de niña.

Yolanda dijo...

Ese piso parece que hablara.