octubre 30, 2006

La sombra

Yo escribía en la computadora, era fin de semana. Simón andaba por la casa, descalzo, como andaba siempre, moviendo cosas, dibujando. Se acercó para decirme, lápiz y papel en mano:

—Mamá, por favor; escríbeme mi sombra.







de «Historias mínimas de un niño despierto»

Esto ocurrió hace 4 años más o menos. Simón recién hablaba. Aunque fue reciente la decisión de registrar sus preguntas, reflexiones, comentarios, para dejárselo más adelante como bitácora de vida, ese momento que narro causó gran conmoción en mí. Lo recordé esta mañana, cuando le contaba ese instante a Graciela, mientras regresábamos de imprenta.

1 comentario:

Lety Ricardez dijo...

Y hay razón en esa conmoción; ese recuerdo leve, tal como caricia,en si mismo es un poema.

Besos Laura queridísima y besos a Simón también. Te quiero