noviembre 04, 2006

Calentidad

A veces un segundo, debería ser un siglo. Un algo suspendido que no se rompa. Sin fin. Interminable.

Mi hijo dijo:
Mamá... quiero abrazarte aquí —señalando con su dedo— para sentir tu «calentidad».







de «Historias mínimas de un niño despierto»

2 comentarios:

Lety Ricardez dijo...

Ay Simón ha venido a ocupar un espacio muy real en mi mundo.

Estas historias mínimas son grandiosas.

Los quiero

Laura Morales Balza dijo...

Gracias por tu afecto extendido hacia mi hijo. Abrazo.