junio 06, 2008

apartaderos

te alcanzo con mis manos de neblina
detrás de la luz de la montaña

con los ojos cerrados
sólo acierto el frailejón de la infancia
la piedra helada
el alma blanca de la leche hirviente
que destila vertical hasta los cielos

seguí las lágrimas de esos hilos traslúcidos
mis ojos se cansaron de mirar hacia arriba
desaparecieron, transparentes, en el techo de mi casa

abro los ojos y todo permanece amarillo
no miro los pájaros
pero los sospecho

cierro, esperanzada
en un montón de nubes

espesa neblina
la de mis ojos cerrados

cuánto hay de mí en esta ciudad ajena
de espejos
rota
acontecida


tantas hojas
aún verdes, en mis manos

con ellas te alcanzo



silenciosa

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