No está en la tibieza del pan
no está en tu voz
ni en el murmullo de los niños pequeños de la plaza
No está en el asiento frío
que mira pasar cabellos despeinados y oscuros
No está en la visita del extraño
de voz inexplicable y lejana
No está en el clima
ni en las respuestas de preguntas adecuadas
Ni en la hora
Está en las raíces ocultas muchos metros bajo tierra
Sin palabras
—porque las palabras no existen todavía—
Vistiendo quién sabe qué ropas
qué tesoros
Escondidas del temblor
que insiste filoso en las grietas de su escondite
Todas las mañanas
la luz es un filo que raja su enredadera
No hay comentarios.:
Publicar un comentario