noviembre 17, 2009

Horizonte

La ventana que rompió el paisaje en la pared, espera en el límite de su enmarcado territorio que el horizonte defina el rigor de las luces. Arrojo sombras y centellas, mi mano es un pájaro en el vidrio, a veces confundido con el tronco del árbol que se deja mirar para que yo crezca en sus ramas. No elijo atajos. Concentro mis ojos en la placidez de esa línea resignada.

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