En la autopista de Prados del Este, cerca de Santa Fe, en un tramo que casi siempre se detiene por el volumen de carros.
—Mamá ¿y si pasas a esos carros?
—No puedo hijo, tampoco hay espacio delante de ellos.
—¿Y si vuelas?
—Mi amor... el carro no puede volar.
—Jajajajaja, lo sé.
—¿Y si pasas uno por uno, luego otro, luego otro, y así posesivamente?
—Progresivamente, Simón.
—Bueno, eso. Posesivamente.
de «Historias mínimas de un niño despierto»
1 comentario:
Qué encanto tu hijo Laura, estoy disfrutando muchísimo estos recuerdos
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