enero 10, 2006

Fantasma




Desde la parte alta de Carmen de Uria. Cerca de casa de Marlene...
mucho rato allí, contemplando, imaginando el ruido.

por Laura Morales Balza

Se vende





Las nubes no están, pero estaban.
No eran tan angulares como esa estructura entrando en el cuadro, pero estaban.

por Laura Morales Balza

Mar





Detrás de El Rey del Pescado Frito. Ese espacio que quién sabe cuándo podremos volver a ver del mismo modo de siempre. Ese día un señor pescaba, un señor que no permitió que lo fotografiara, y luego esos troncos, y yo sin saber si iban, o venían.

por Laura Morales Balza

¿Qué piensas?





Imagen realizada en el estado Vargas. Vista desde Carmen de Uria.
por Laura Morales Balza

enero 02, 2006

Vértigo

Nunca vi caer de un árbol tanta belleza

Entre mis manos —tibio aún
sólo queda lugar para el susurro
Bajito, para no espantar mi esperanza de latido

No puedo pedir cielos para ti
Resulta extraño verte entre mis manos
Yo, fuera del árbol
mostrándole a tus ojos cerrados los colores de la tierra

.

Volar
será siempre cosa tuya

Un pájaro se fue

Supe del frío porque noté que tus alas, de pronto
no se abrieron
Anoche no fue suficiente adivinarte en las constelaciones
Aquí la noche es honda, y este árbol, mañana
no tendrá las mismas hojas

Descubro algunas, de mis propias ramas

Quién sabe qué brisa insistente te traiga de vuelta
Quién sabe qué canciones

Pájaro no serás
Ya danzaste suficiente aire dentro y fuera de mis ojos

Brizna, quizá
mastranto... trino

Pájaro
no serás

De Chachopo a Apartaderos

Esta tierra es santa redención para los árboles dormidos

Esta noche, como el musgo
sólo existo para la contemplación
Para imaginar la sierra, por ti
habitada
Por ti, viva

Huellas cada vez más visibles
dentro y fuera del camino —real o imaginario

Dicen camino de los españoles
Digo camino del mundo

Por algo estos pájaros no han dejado tus ramas

No quiero existir en otro lugar
que no sea este ir y venir de riscos austeros
No quiero otro follaje que este follaje de siglos

Aquí
donde sólo el humo sabe decirme que es de día
cuento las piedras que fueron mi vientre

Del uno al diez, como tú
Del todo a la nada, como tú

Del siempre al nunca, como yo

Páramo

Para cruzarte
no necesito el aire que respiro
La clorofila que destilas, para dejarme el rastro

Tus ojos no miraron esta montaña, cada vez más alta

No miraron estas mujeres-ánima
sobre la piedra, erguidas
Ni mis manos aferrarse a una tierra que no volverá jamás

Esta montaña es infinita
Jardín y tumba al mismo tiempo
breve instante para los ojos, y para el corazón

No importa el tamaño de la piedra
porque en ella sangra una flor —última
Cáliz añorado en mi silencio de estatua

¿Dónde tu corteza?
Miro desde abajo, ejército altísimo de árboles con los brazos abiertos

¿Dónde tu corteza?

Siete



Tanto silencio del otro lado de la bóveda
—Dios debe dormir un sueño largo—
También en ese silencio hay temblor de huesos
versos que ninguna de las bocas, dijo


Es un milagro esta lluvia que no es triste


El llanto de Dios es sabio
—hondo en él
—hondo en las afueras

Siete veces, tu voz insiste en mí
siete lunas que nos miran

La levedad del barro del que somos hechos
ese calor ausente...

Eco insistente de tu voz como un susurro en mi memoria

Voz

Esta presunción de ruana
Presagio de caminos grises
helados hasta la piedra
Este pálpito incómodo
de montaña inacabada,
rompe mi silencio estatuario

Otra roca puede contenerme

Entre los dedos
escurro un miedo piadoso
Espanto de no saberme entre los árboles
que seguramente preguntarán
—qué de la piel
—qué de la corteza
—qué de las hojas

Tu voz parece el latido del mundo


Cuánto mar
—me pregunto

Cuánto mar

Sospecha

He aquí que estas ramas están secas
fuera del árbol, nada vive
Presiento páramo silvestre
miedo silvestre, arrojado

Un frailejón no es el fin del mundo
mas en sus hojas, pueden quedar los ojos que no vuelven

No es la neblina
soy yo

forastera en este espejo colmado de honestidad

No me reconozco musgo
me añoro cilantro

Tierra húmeda, eso sí
Hasta que amanezca